www.paquebote.com > Annie Ernaux
«Pero tú no eres mi hermana, nunca lo fuiste. No hemos jugado, comido, dormido juntas. Nunca te toqué, nunca te besé. No sé de qué color tienes los ojos. Nunca te he visto. No tienes cuerpo ni voz, solo eres una imagen plana en unas cuantas fotos en blanco y negro. No conservo ningún recuerdo de ti. Llevabas dos años y medio muerta cuando nací yo. Tú eres la criatura del cielo, la niñita invisible de la que nunca se habla, la ausente de todas las conversaciones. El secreto.»
«La otra hija» es una larga carta que Annie Ernaux le escribe a Ginette, la hermana muerta a la que nunca conoció, pero cuya sombra siempre la acompaña desde aquel lejano domingo de agosto de 1950 en el que descubrió accidentalmente su existencia.
Durante un año, aproximadamente, sin una regularidad fija, Frédéric-Yves Jeannet le envió a Annie Ernaux una serie de preguntas y reflexiones. En sus respuestas, la autora de La mujer helada y Los años se esfuerza por rendir cuentas de una praxis de escritura iniciada décadas atrás, por describir su manera de trabajar, por hacer explícitas las «razones» de sus textos. La presente edición incorpora dos nuevos capítulos que amplían y actualizan este diálogo hasta el año 2021. «Importo a la literatura algo duro, pesado, incluso violento, ligado a las condiciones de vida, al lenguaje de un mundo que fue el mío hasta los dieciocho años, un mundo de obreros y campesinos. Siempre algo real. Tengo la impresión de que la escritura es lo mejor que puedo hacer, en mi caso, en mi situación de tránsfuga [de clase], como acto político y como ?don?.»
«A partir del mes de septiembre del año pasado, no hice otra cosa que esperar a un hombre : que me llamara y que viniera a verme»; así empieza la historia sobre la pasión de una mujer culta, inteligente, económicamente independiente, divorciada y con hijos ya mayores, que pierde la cabeza por un diplomático de un país del Este «que cultiva su parecido con Alain Delon» y siente especial debilidad por la buena ropa y los coches aparatosos. Si el tema que da lugar a esta novela es aparentemente trivial, no lo es en absoluto la vida que lo alienta. Muy pocas veces antes se había hablado con tan descarnado descaro, por ejemplo, del sexo masculino o del deseo que idiotiza, que trastoca. La escritura aséptica y desnuda de Annie Ernaux consigue introducirnos, con la precisión de un entomólogo que observa un insecto, en el febril, extasiado y devastador desvarío que cualquier mujer —¿y cualquier hombre?—, en cualquier lugar del mundo, ha experimentado sin duda al menos una vez en su vida.
En octubre de 1963, cuando Annie Ernaux se halla en Ruán estudiando filología, descubre que está embarazada. Desde el primer momento no le cabe la menor duda de que no quiere tener esa criatura no deseada. En una sociedad en la que se penaliza el aborto con prisión y multa, se encuentra sola; hasta su pareja se desentiende del asunto. Además del desamparo y la discriminación por parte de una sociedad que le vuelve la espalda, queda la lucha frente al profundo horror y dolor de un aborto clandestino.
«Busco siempre que mi escritura sea incisiva, que vaya al corazón de las cosas.» Annie Ernaux (declaraciones al diario Clarín)
En 1952, cuando Annie Ernaux tenía doce años, su padre quiso matar a su madre un domingo de junio, a primera hora de la tarde. Años después, esa escena se le presenta a la autora tan diáfanamente cruel como el día en que la vivió. Mientras pasan los días y el olvido invade el hogar, el recuerdo de aquel domingo parece convertirse en un mal sueño. Sin embargo esa escena cambió para siempre a la autora. Annie Ernaux recorre desde los códigos de conducta y las normas sociales que imperaban en su entorno, hasta las noticias del momento, las expresiones más usadas o el temor que infundían las grandes ciudades, para calibrar con exactitud hasta qué punto lo ocurrido la hizo sentirse indigna.